La vida microbiana ha demostrado ser increíblemente resistente. Se ha encontrado en desiertos secos, aguas termales, en aguas ácidas, en el hielo polar y en el último lugar de la Tierra donde podríamos imaginarlo, en el fondo oceánico.
El subsuelo profundo, el último lugar de la Tierra
Es el subsuelo profundo el último lugar de la Tierra, donde menos se espera encontrar vida. Allí se están realizando emocionantes esfuerzos por investigar la adaptabilidad de la vida.
El subsuelo profundo parece implacablemente inhóspito. Carece de nutrientes esenciales, no tiene luz. Esta aplastado bajo una inconcebible presión y aun así se perfila como uno de los hábitat más grandes de la Tierra.
Es un lugar tan extraño que los científicos se sienten obligados a contar con sistemas biológicos que operen con escalas de tiempo. Y hasta han requerido de sistemas de energía diferentes a las que se acostumbra en la Tierra.
Crédito: StockSnap / Pixabay
Primeros descubrimientos científicos en el último lugar de la Tierra
Por décadas los científicos han estudiado dónde prospera la vida microbiana. Y han llegado a darse cuenta que esta vive debajo de los océanos muy lejos de la luz solar. Se han concentrado en los sedimentos marinos y en las rocas volcánicas.
Aunque los científicos afirman no tener en la actualidad un mapa del paisaje microbiano del subsuelo profundo, cuentan con nuevos descubrimientos. Estos han abierto la puerta de este paisaje y los microbios que lo habitan.
Hallazgos interesantes
En 1977 los científicos exploraron en un submarino una cresta oceánica extendida entre dos placas tectónicas y descubrieron respiraderos hidrotermales. En medio de fluidos muy calientes y humo negro mezclados con agua de mar fría, floreció todo un ecosistema sostenido de microbios.
A partir de allí se dieron cuenta que pueden existir en nuestro planeta ecosistemas independientes del sol. Ecosistemas que funcionan con minerales desafiando de esta manera los límites de la vida. Encontrando evidencias de vida en perforaciones de la Tierra.
En medio de fluidos muy calientes y humo negro mezclados con agua de mar fría, floreció todo un ecosistema sostenido de microbios. Crédito: Pixabay
División en el dominio del fondo marino
Debajo del fondo marino se puede dividir el dominio entre dos distintos regímenes: el del sedimento y el de roca. El del sedimento comprende lodos y detritos del fondo marino. Es una capa que se asemeja a una esponja densa de fluidos y compuestos químicos.
Mil millones de tipos de vida microbiana pueden habitar en un centímetro cúbico de ese sedimento que va disminuyendo a medida que se profundiza en el fondo marino.
El segundo régimen es el de la Roca de basalto. Estas se encuentra debajo del sedimento, aunque son duras, tienen poros, fisuras y grietas por las que circula el agua del mar y materia orgánica de la que se alimentan los microbios. Se descubrió que los microbios se concentran en las fisuras de minerales de basalto en la roca.
Vida en aguas milenarias y Radiólisis
En minas terrestres de lugares como Canadá y Sudáfrica, se piensa que puede haber vida en rocas que son miles de millones de años más antiguas que los antiguos basaltos del fondo marino. Los científicos lo han llamado: «la hidrogeósfera oculta». Este es un sistema de agua aislada bajo Tierra que lleva millones de años sin ser expuesta a la superficie.
Y en estas aguas milenarias los científicos han encontrado vida. Además evidencias de que estos microbios han persistido debido a la radiólisis que es un proceso abiótico en la que la radiación liberada por las rocas reacciona con el agua y libera hidrogeno.
Como la radiólisis ocurre en todas partes, podría apoyar la vida profunda en el océano. Con esto queda prácticamente demostrado que puede existir vida en cualquier grieta que tenga agua.
Es el subsuelo profundo el último lugar de la Tierra, donde menos se espera encontrar vida. Crédito: Pixabay
Nuevo material para analizar el origen y evolución de la vida
Ahora que se ha descubierto esta clase de vida, algunos han llegado a pensar, que es posible que la vida comenzara bajo Tierra. Tal vez en una unión fortuita de roca y agua y que al llegar a la superficie también aprovecharía el Sol.
Después de analizar todo este grandioso estudio nos queda pensar que tal vez lo más importante ahora es el nuevo lente que se ofrece del último lugar de la Tierra dónde se espera hallar vida. Este puede arrojar muchas respuestas a los orígenes y evolución de la vida.
El estudio científico ha sido publicado en la revista Nature.
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