El hielo en el Ártico colapsa, dejando escapar gases de efecto invernadero demasiado peligrosos y que acrecentarán el calentamiento. Una nueva investigación revela ahora el potencial devastador de esta situación.
Una nueva investigación sobre la historia antigua pone al descubierto cuán devastador sería para el planeta, para todos nosotros, si el permafrost del Ártico se derritiera.
El permafrost del Ártico se ha derretido o colapsado en tres ocasiones distintas durante los últimos 2700 años, según informa E&E News. Cada vez, liberó enormes cantidades de carbono en el aire. Si el cambio climático global continúa sin control, podría pasarnos lo mismo.
Circulo vicioso
Durante los deshielos anteriores, la cantidad de carbono liberado por el permafrost aumentó en un orden de magnitud completo sobre los niveles previos al deshielo, según una investigación publicada el viernes en la revista Science Advances.
Eso significa que si queremos gestionar el cambio climático y prevenir los peores resultados en el futuro, es necesario tomar medidas más temprano que tarde. De lo contrario, podríamos causar una cascada incesante de liberación de carbono a medida que el Ártico se derrite.
No hay más tiempo
Es importante mitigar este deshielo si queremos alguna posibilidad de cumplir con los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París de 2015, ya que el carbono liberado del permafrost compensará con creces cualquier reducción de emisiones que logremos.
Örjan Gustafsson, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Estocolmo, dijo en un comunicado, según informa E&E:
«Cualquier liberación del deshielo del permafrost significa que hay incluso menos espacio para la liberación antropogénica de gases de efecto invernadero en el presupuesto del sistema Tierra-clima antes de que se alcancen umbrales peligrosos. La única forma de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el permafrost es mitigar el calentamiento climático reduciendo las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero».
El estudio científico ha sido publicado en la revista Science Advances.
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