¿Alguna vez te has topado con un pequeño hongo en el jardín de tu hogar? Es posible que su aspecto no te haya cautivado, pues no posee colores atractivos ni un agradable aroma. Quizá te quedaste detallando su interesante forma y contextura, pues no luce como cualquier otra planta. De hecho, no es una planta.
Los hongos son una forma de vida bastante inusual presente en la naturaleza. Por mucho tiempo se creía que eran plantas, pero ahora se sabe que no pertenecen al mundo vegetal. Poco les faltó para llegar a ser animales y formar parte de la fauna terrestre. Así que ahora se les clasifica en su propia categoría: el reino de los hongos.
Lo que hace tan especial a los hongos
Pudiéramos decir muchas cosas asombrosas sobre esta forma de vida tan peculiar, pero empecemos hablando de su antigüedad. Según un reciente cálculo hecho por la micóloga Mary Berbee de la Universidad de Columbia Británica, son la vida terrestre más antigua. Han estado en el planeta ¡por más de mil millones de años!
Esta idea no sorprende a los micólogos, quienes se encargan de estudiar a los hongos, mildius y los mohos. Los hongos tienen capacidades sorprendentes que le permiten sobrevivir en condiciones adversas con poco esfuerzo. Parece que están diseñados para resistir y conseguir los medios de supervivencia.
Para empezar, no necesitan la luz solar para alimentarse, pues no elaboran el alimento mediante fotosíntesis. Incluso pueden crecer en la oscuridad. Son capaces de secretar enzimas que transforman la materia orgánica en nutrientes, los cuales absorben como alimento. Pocas cosas pueden detener su crecimiento.
Su proceso de reproducción es sorprendente
La mayoría de los hongos emiten esporas para su reproducción. Las esporas son estructuras unicelulares o pluricelulares diseñadas para dispersarse y esperar el mejor momento para desarrollarse y crecer. Todos los días, son miles las esporas lanzadas por los hongos que surcan el ambiente en busca del mejor lugar.
Lo asombroso de estas esporas es su capacidad para resistir por mucho tiempo en modo latente. Y con ello logran conservar el ADN de los genes de un hongo intacto, durante periodos de tiempo asombrosos. En fechas recientes, investigadores de Japón cultivaron un hongo a partir de unas esporas recuperadas de un núcleo de perforación del fondo marino.
En este núcleo se encontraron sedimentos de hace unos 20 millones de años. En estos restos se encontraban esporas de un antiguo hongo terrestre. No hay duda de que pasó mucho tiempo allí a la espera de un buen lugar para crecer. Ni el tiempo ni el agua dañaron su estructura, conservando intacto el ADN.
Fueron esenciales en la conservación de la vida en la tierra
Para los defensores de la teoría de la evolución de las especies, los hongos debieron de jugar un papel principal en el origen de la vida. Se supone que, hace unos 450 millones de años, unas algas consiguieron llegar a la costa. Los hongos no tardaron en echarles una mano para ayudarles a prosperar.
A fin de proporcionarles el agua y los minerales necesarios, los hongos enviaron sus filamentos al tejido de las algas. Estas, a su vez, les proporcionaron los azucares que ameritaban para seguir con su proceso de adaptación y supervivencia. Toda una cooperación para el surgimiento de la vida.
Así, los filamentos fúngicos entraron en las células de la planta, creándose una relación casi simbiótica. Al parecer, las algas ya estaban dotadas con la capacidad de detectar a los hongos, ubicándolos para trabajar en colaboración con ellos. Desde entonces, casi todas las plantas se nutren de hongos simbióticos.
Gracias a los hongos estamos aquí
Desde entonces, todas las plantas que se desarrollaron sobre la superficie terrestre han trabajado en colaboración con los hongos. Juntos, plantas y hongos cambiaron la atmósfera terrestre, creando el ambiente ideal para que distintas plantas y animales se desarrollaran. Toda una biodiversidad.
Así que siempre que te topes con un hongo, en tu jardín o en una tienda de comestibles, detente a pensar. Es casi seguro que estarás observando a uno de los responsables de todo lo que existe en el planeta. Su diseño y estructura, de apariencia tosca, encierran cientos de maravillas impresionantes, incluso ¡«comer» radiación!
El estudio científico ha sido publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Por: Luisa Lugo
Referencias:
- If it weren’t for fungi, we wouldn’t be here
https://cosmosmagazine.com/biology/the-secret-kingdom
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