Tras realizar diversos estudios, un equipo de científicos ha descubierto que los árboles hablan entre sí en las profundidades de la tierra. Es una idea aún relativamente nueva para la ciencia, pero familiar para las creencias ancestrales.
Hoy, los científicos confirman que los bosques actúan como un gran superorganismo. Bajo tierra, los árboles están conectados por autopistas de hongos. A través de esta autopista, los árboles más viejos nutren a sus jóvenes. Es más, los árboles se comunican y cooperan con otras especies. Así, pueden ayudarse mutuamente, lo que contrasta con la idea de competencia egoísta.
Los árboles hablan en la «Wood-Wide Web»
Sí, los árboles hablan entre sí, pero ¿cómo?
Tras millones de años de evolución, hace 600 millones de años, los hongos y las plantas formaron una relación simbiótica llamada micorriza. La palabra procede del griego y significa «hongo» y «raíz».
Funciona así: A cambio de los azúcares y el carbono de los árboles, los hongos proporcionan lo que éstos necesitan: minerales, nutrientes y una red de comunicación.
Similar a una conexión a Internet, la red micorrícica se extiende por todo el bosque. Unos hilos de hongos llamados hifas crean una autopista y se fusionan con las raíces de los árboles. Entonces, los árboles pueden enviar y recibir elementos como éstos:
- nitrógeno
- azúcares
- carbono
- fósforo
- agua
- señales de defensa
- sustancias químicas
- hormonas
Sorprendentemente, un árbol puede conectarse a cientos de otros árboles, enviando señales. A lo largo de los hilos, las bacterias y otros microbios intercambian nutrientes con los hongos y las raíces de los árboles.
Un mapa global de la red de árboles
En 2019, los científicos comenzaron a cartografiar esta «Wood-Wide Web» a escala global. Desde entonces, el estudio internacional produjo el primer mapa global de la red de hongos micorrícicos. Cabe destacar que podría ser la red social más importante y antigua de la Tierra.
Vea cómo hablan los árboles en secreto por medio de la red subterránea:
A lo largo de la red, los árboles centrales, a los que llama Árboles Madre, pueden nutrir a los árboles jóvenes en crecimiento. Cuando los árboles más viejos mueren, pueden legar a otros sus nutrientes, genes e incluso una especie de sabiduría. Así, al acceder al otro mundo, los árboles obtienen valiosos recursos y conocimientos sobre su entorno.
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