Recientemente informamos el hallazgo de un «bosque oculto» de 60.000 años y sumergido en el Golfo de México. Ahora, este hallazgo podría permitir el desarrollo de nuevos medicamentos para biotecnología; y los científicos apenas están comenzando a comprender qué otros secretos puede tener.
A lo largo de las orillas de un río en Alabama había una vez un floreciente bosque de cipreses calvos. A medida que los árboles crecieron y murieron, eventualmente cayeron y quedaron enterrados entre los sedimentos. Con el tiempo, los niveles del mar subieron y cubrieron el antiguo bosque muy por debajo de la superficie del océano en lo que eventualmente se convertiría en un hábitat único y aislado para los organismos marinos.
Los intensos sistemas de tormentas han perturbado recientemente el fondo marino para exponer estos grandes troncos, que se han convertido en un ecosistema marino parecido a un arrecife donde viven los «gusanos de los barcos» que comen madera, que son técnicamente almejas (bivalvos teredínidos). Estas lombrices también se conocen como las «termitas del mar», un apodo que han recibido gracias a su capacidad de convertir la madera en tejido animal que forma la base de la cadena alimentaria de las profundidades del mar.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) escribe en una descripción general de la expedición:
«Recientemente se ha demostrado que los animales marinos y sus microorganismos simbióticos que viven en la madera son una fuente potencialmente rica de biomoléculas de alto valor biofarmacéutico y biotecnológico».
Potencial antibiótico
Una bacteria encontrada en los gusanos de la nave que condujo a un antibiótico que se está investigando como un medicamento para tratar las infecciones parasitarias, señala la agencia. Debido a que estos medicamentos se crean utilizando microbios simbióticos, sus anfitriones los «someten a un pre-examen» y tienen menos probabilidades de ser tóxico para los animales, con potencial biofarmacéutico.
Investigadores del Northeastern University College of Science que operan bajo una subvención otorgada por la Oficina de Exploración e Investigación Oceánica de la NOAA desplegaron sensores remotos y robots marinos en diciembre pasado en el transcurso de dos días. En total, han recolectado, fotografiado e identificado más de 300 animales encontrados en la madera, algunos que pueden usarse para futuros análisis de ADN. Además, el equipo ha identificado aproximadamente 100 cepas de bacterias, una docena de las cuales se encuentran actualmente en secuenciación de ADN.
Los análisis futuros ayudarán a determinar si alguna de las muestras tiene la capacidad de descomponer la madera, lo que también podría tener aplicaciones en los sectores de la madera, los textiles y los combustibles renovables.
Los investigadores agregan que su trabajo sienta las bases para comprender comunidades marinas similares como posibles fuentes de nuevos compuestos, lo que ayuda a establecer «nuevas herramientas para el descubrimiento y la educación futuros».
Fuente: IFL Science
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