El iceberg tendría cuatro veces el tamaño de Manhattan.
Están creciendo dos grietas en el glaciar Pine Island de la Antártida occidental, y son una advertencia ominosa de que se avecina una gran pérdida de hielo.
Esta no es la primera gran pérdida de hielo en los últimos años. Hace casi un año, el 29 de octubre de 2018, un iceberg que medía aproximadamente 300 kilómetros cuadrados se separó del glaciar, menos de un mes después de que apareciera una gran grieta.
Poco después de la aparición del iceberg B46, un trozo que representó 226 km cuadrados de la pérdida de hielo de octubre de 2018, aparecieron las dos nuevas grietas, dijo Mark Drinkwater,de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Estas grietas fueron detectadas a principios de 2019 por los satélites Copernicus Sentinel-1 y Sentinel-2 de la ESA.
Observaciones satelitales recientes revelan que las nuevas grietas están creciendo, informó la ESA en un comunicado. Cada una de las grietas ahora mide aproximadamente 20 km de longitud. Su expansión sugiere que la capa de hielo se enfrenta a una pérdida de hielo inminente y significativa, según la ESA.
Drinkwater dijo en el comunicado:
«El monitoreo invernal del Sentinel-1 de sus extensiones progresivas indica que un nuevo iceberg de proporciones similares pronto se parirá».
Para poner esto en perspectiva, un iceberg tan grande abarcaría más del doble del área de París.
Ambas misiones de satélite Sentinel realizan observaciones polares. Pero los orbitadores emparejados del Sentinel-1 son particularmente útiles para monitorear el estado del hielo en el Glaciar Pine Island, ya que estos satélites usan un sistema de imágenes llamado radar de apertura sintética (SAR) que puede capturar fotos durante todo el año, durante los meses oscuros del invierno y en cualquier tipo de clima, según la ESA.
Como una lengua helada, el glaciar Pine Island une la capa de hielo antártica occidental con el mar de Amundsen. Es uno de los glaciares de retirada más rápida en la Antártida, y los incidentes de desprendimiento de masas de hielo han aumentado en los últimos años, informó la NASA. El calentamiento de las corrientes oceánicas también está derritiendo el glaciar desde abajo, arrastrando el hielo más rápido de lo que el glaciar puede reponerlo, dijo la ESA.
Antes del incidente en 2018, el glaciar sufrió otras dos pérdidas masivas de hielo en 2015 y 2017, lo que generó preocupación entre los glaciólogos por la futura estabilidad de la región.
Fuente: Live Science
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