Los efectos desastrosos del cambio climático están comenzando a sentirse en todo el mundo, y estos golpes que sacuden la Tierra ya nos están golpeando con mucha más frecuencia de lo que se predijo anteriormente.
El cuerpo de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres advirtió recientemente que los desastres relacionados con el cambio climático podrían ocurrir cada semana, informa The Guardian. Esto no solo subraya la necesidad de una acción urgente contra las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también destaca la necesidad de una mejor infraestructura para ayudar a las personas a soportar el daño resultante, especialmente en los países en desarrollo, que son los más vulnerables a estos cambios.
Mami Mizutori, representante especial del secretario general de la ONU para la reducción del riesgo de desastre, dijo a The Guardian:
«Esto no se trata del futuro, se trata de hoy. Hablamos de una emergencia climática y una crisis climática, pero si no podemos enfrentar este [problema de adaptación] no sobreviviremos. Necesitamos considerar los riesgos de no invertir en resiliencia».
El efecto del cambio climático es mucho más complejo que los veranos más calurosos e inviernos más suaves. Si bien el calentamiento global y el cambio climático se usan indistintamente, el calentamiento global es solo uno de los aspectos del cambio climático.
El aumento de las temperaturas globales puede intensificar los fenómenos meteorológicos extremos y tener un efecto profundo en los patrones climáticos a largo plazo del planeta. Las temperaturas más cálidas significan que cada vez más vapor de agua, que alimenta las tormentas, puede evaporarse a la atmósfera. Además de eso, más calor en la atmósfera y temperaturas más cálidas de la superficie del océano pueden aumentar la velocidad del viento en las tormentas tropicales. También hay pruebas sólidas que sugieren que el aumento de las temperaturas hace que el movimiento de las tormentas tropicales se desacelere, lo que les permite más tiempo para deshacerse de las fuertes lluvias una vez que se han trasladado al interior.
Esto es exactamente lo que vimos a principios de este año con el ciclón Idai, uno de los peores ciclones tropicales registrados en África y el hemisferio sur, que devastó gran parte de Mozambique, Malawi, Madagascar y Zimbabwe. Se estima que la tormenta mató al menos a 600 personas, causó 400,000 desplazamientos y destruyó el 90 por ciento de Beira, la segunda ciudad portuaria más grande de Mozambique.
Según la ONU, también estamos experimentando desastres más frecuentes de menor impacto. Estos eventos están causando daños y la muerte, pero a menudo reciben muy poca atención internacional. Pueden incluir instancias tales como mayor daño por inundaciones y olas de calor más intensas.
Como ejemplo de alto perfil, Francia y otras partes de Europa vieron una ola de calor que rompió el récord hace un par de semanas con temperaturas que alcanzaron los 45.9 ° C (114.6 ° F) en la ciudad de Gallargues-le-Montueux en el sur de Francia. Un análisis encontró que el cambio climático hizo que estas temperaturas abrasadoras fueran al menos cinco veces más probables de lo que hubieran sido en un mundo sin calentamiento global.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) también publicó recientemente su informe Estado del clima mundial, que advirtió que los efectos del cambio climático ciertamente han llegado, y que lo peor está por venir.
Fuente: IFL Science
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